A sus 33 años, Sandra Hernández no es una de las jugadoras emergentes del circuito WPT. Una lesión hace unos meses la desvió del camino. Estar junto a Tamara Icardo y Black Crown le permitió impulsarse hasta el puesto 22 de la clasificación tras una muy buena victoria ante Ale Salazar y Ari Sánchez.
Es un ex jugador de tenis que cayó en el bote de padel por casualidad, gracias a los amigos. Cansado de las competiciones de tenis, buen ambiente en el padel aquí vamos. Sandra regresa a los torneos, se involucra, lanza su academia, y hoy se levanta cada mañana con un plátano hasta las orejas para pisar las pistas y “transmitir” sus conocimientos a sus alumnos.
Una nueva filosofia de vida disfrutar de lo que uno emprende y creer hasta el final.
Fuente: all4padel